La vida humana es un don.
Los cristianos creen que la vida existe porque Dios, el creador, lo ha querido. Sea cual sea el proceso que da origen a las distintas formas de vida, la voluntad de Dios está detrás de él. Y como todo lo que Dios hace, lo hace por amor, afirmamos que hay vida porque Dios nos ama. La vida es, pues, un don, un regalo.
Dentro del conjunto de la vida, la humana es la de más valor, porque el hombre y la mujer están hechos "a imagen y semejanza de Dios". Es decir, además de la vida biológica. Dios ha regalado a los hombres y mujeres una dignidad que los hace superiores a todas las otras formas de vida, que estarán siempre a su servicio. Les ha hecho capaces, además, de tratarle de tú a tú y de cultivar su amistad.
La tarea del cristiano frente a la vida.
Los regalos se reciben con agradecimiento y, de alguna manera, nos vinculan con aquellos que nos los dan. Por eso, el cristiano recibe la vida humana con gratitud y ante ella se siente responsable. Y eso supone:
- Recibirla. La vida es un don, es un regalo que Dios nos hace, no es una propiedad de las personas. El cristiano la recibe como tal sintiéndose profundamente amado por Dios al recibir la vida. Solo Dios, el señor de la vida, es su dueño.
- Amarla. Una vez recibida la vida se ama como el mejor don que hemos recibido de parte de Dios. Ha sido Dios quien nos hace llamado a la vida entregándonos la existencia. El cristiano cultiva una constante actitud de acción de gracias por la vida allá donde se encuentre.
- Promoverla. Dios nos entrega la vida para que la hagamos crecer y fructificar tal y como se dice en el libro del Génesis: "crezcan y multiplíquense, llenen la tierra".
- El cristiano no se limita a cuidar de la vida como algo estático sino que la desarrolla. No basta con cuidar la vida que ya existe. Estamos llamados también a ser fecundos, es decir a dar vida con la vida que tenemos.
- Defenderla. La vida, en todas sus manifestaciones está constantemente amenazada. Desde siempre, en la historia de la humanidad, las personas hemos desarrollado conductas en contra de la vida. El cristiano se compromete de una manera activa a luchar contra las agresiones que la vida sufre desde su origen hasta su muerte.
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