Ya no asistía al instituto y estaba probando la cocaína, hasta que un día sin pensarlo conocí a la persona más hermosa de este mundo, refiriéndome a todos los sentidos. Sin darme cuenta me fui enamorando de él.
Nos hicimos buenos amigos, ya que casualmente ingresó al instituto donde estudiaba. Un día no aguanté más y le declaré mi amor, y él respondió con simple cariño de amigo y quedé muy triste, pensé muchas cosas en ese momento, y dejé nuevamente de asistir al instituto, le conté que me retiraba porque no podía seguir cerca de él amándolo.
Al contarle él reaccionó y se dio cuenta que sentía cosas por mí como yo por él y me pidió noviazgo. Es más que obvio que acepté.
En ese momento estaba que explotaba de la felicidad, tenía tiempo sin serlo. Su preocupación por mí, su cariño y sus detalles me hacían la persona más feliz. En sus brazos y con su compañía en mí no existían las penas ni los problemas, nos queríamos tanto que ambos pensamos vivir juntos por siempre. Siempre nos jurábamos amor eterno y planeamos muchos proyectos de vida a pesar de ser muy jóvenes.
Estaba convencida de que estaría junto a él toda mi vida, pero como suele pasar... cuando uno es muy joven comete muchos errores y eso hice yo. Una noche al salir de fiesta con mi mejor amiga, quise experimentar nuevas cosas y siempre me había preguntado qué se sentiría ser infiel y entre la embriagada que tenía y chicos que se me acercaban, sin pensarlo agarré a uno y me lo besé.
Luego me sentía muy mal por eso, peo en el momento de hacerlo no lo pensaba y mi amiga me animaba diciendo que no importaba, porque mi novio nunca se enteraría y que sólo fue un beso.
Con el tiempo, mi novio se enteró y me preguntó por qué se lo oculté, desde ahí la relación cambió. Me trataba igual, pero notaba su desconfianza hacia mí y eso no dejaba que fuéramos totalmente felices.
Después de un tiempo me pidió que termináramos, yo no quería, pero ya no podía hacer nada, él ya había tomado la decisión. Se unió a una iglesia y era otra persona. Muchas veces quise recuperarlo, pero nunca cambié mi vida y era eso lo que él me pedía. Confiaba tanto en su amor por mí que pensé que volvería a mí, pero nunca volvió y yo cada día caía más en las fiestas y en el alcohol, la comida chatarra se hizo mi vicio. Subí 22 kilos y desde ahí no quise conocer a nadie y mucho menos salir.
Ya tengo 25 años y aún no puedo olvidarlo, es imposible no pensar en él cada noche, sinceramente, siento que él es mi verdadero amor y nunca más podré tenerlo porque él ya tiene otra vida, tiene una hija. Sus hermanos me han dicho que él no se ha vuelto a enamorar.
Cada día que pasa siento que mi vida se seca, sé que está mal lo que estoy haciendo, pero es inconscientemente, me hago daño para pagar el error que cometí al engañarlo y perderlo.
No sé si algún día logre olvidarlo, cosa que dudo, no creo volver a enamorarme. Sólo sé que la promesa que le hice de amarlo hasta el último día de mi vida será cumplida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario