La jefa se dio cuenta de que era inevitable que su mejor empleada dejara la compañía y le pidió, de favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. La mujer hizo caso y empezó a realizar su trabajo, pero a leguas se veía que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía.
Cuando la mujer terminó el trabajo, la jefa fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa, querida amiga, -dijo. Es un regalo para usted".
Si la mujer hubiese sabido que estaba construyendo una casa para ella, de seguro, la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendrá que vivir en una casa imperfecta, casa hecha por ella!
Reflexión:
A veces construimos nuestras vidas de manera distraída, sin poner todo lo mejor de nosotros. La rutina nos atrapa y pasamos por encima de las cosas día a día. Muchas veces no hacemos el mínimo esfuerzo o no préstamo la atención necesaria, y de repente, un día nos damos cuenta de la situación que hemos creado y descubrimos que las cosas están torcidas, como la casa imperfecta. Si lo hubiésemos notado antes, las cosas fueran muy diferente.
Por lo tanto, debemos actuar siempre como si estuviéramos construyendo nuestra propia casa.
La vida es como un proyecto de HÁGALO USTED MISMO. Tu vida, ahora, es el resultado de tus actitudes, de tus actitudes vienen las consecuencias. Podemos hacer reformas y restaurar nuestra casa. ¡Tu vida de mañana será el resultado de tus actitudes y elecciones del presente! No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos aprender de él y construir en nuestro presente, un futuro mejor.