Era yo un chico pobre, trabajador, que trabajaba día a día para conseguir la comida de diario y ayudar a mi familia. Era yo Juan José, un chico pobre que asistía a una Universidad de mucho prestigio, de personas ricas. En la Universidad me había ganado una beca completa y allí ejercía mi carrera como contador.
En mi salón había una chica encantadora, pero era rica. O sea, un sueño imposible para mí. Al parecer le caía bien porque siempre me sonreía.
Un día se le cayeron unas cosas y me bajé para ayudarla, desde ese día comencé a acercarme a ella.
Comenzamos a conocernos y ella era muy humilde en lo personal, a pesar de ser rica no lo aparentaba.
Quiso conocer a mi madre por una extraña razón que yo desconocía. Ella me invitó a su casa y yo no quería ir por mi clase social.
Me obligó ella a ir y fui, allí conocí a su padre; un señor simpático y humilde como ella, también conocí a su madre; una señora antipática y discriminadora con las clases sociales inferiores.
Pasaron unos meses y le confesé a Diana (así se llama la chica) que me gustaba, pero que entendía si me rechazaba, porque no igualaba a su clase social.
Luego de una semana ella aceptó ser mi novia, me sorprendí. Me dijo que ella sentía lo mismo por mí y que lucharía por nuestro amor, que ya ella era mayor y podía tomar sus propias decisiones.
Ahí vamos en la lucha...
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