Una historia de felicidad e infidelidad.

TODO PASA POR ALGO, NADA PASA SIN HABER UNA RAZÓN.
A los 15 años un niño conoció a una chica de la cual se enamoró locamente. Todo era hermoso, lleno de vida. Los dos tenían corta edad. Esperaban con anhelo  que pasaran los años para tener la mayoría de edad y así poder casarse, vivir juntos y formar una familia juntos, toca resaltar que las cosas nunca salen como uno planea, nunca faltan los contratiempos, etc.
Pasaron 2 años de una hermosa relación, seis meses de ellos vivimos separados, ya que por la institución que se encontraba el chico debía marcharse a otra ciudad del país. Fue larga la espera y las ganas de verlo de la chica.  Se amaban  tanto que creían que ni Dios podría separarlos. La falta de comunicación, la pérdida del respeto mutuo fueron algunos de los detonantes que hicieron que la relación se quebrantara.
Con el tiempo se separamos, porque él a diferencia de ella se sentía libre, sin ataduras. Pasó de ser un tipo tranquilo a uno que solo pensaba en festejar. Había pasado un mes y ya tenía una nueva mujer de adquisición. Se paseaba y mostraba en cada red social que teníamos en común.
Ella decidió cortar vínculos con él, por todo lo que él había hecho y cambiado de su personalidad. La idea era arrancarlo de mi corazón. Comenzar una nueva vida. Era mayor de edad, podía salir sin darle explicaciones a nadie. Conoció a un chico, mucho mayor que ella, era algo atrevido, todo lo contrario a aquel mal hombre. 
Ella lloraba en las noches, pensando en que él ya tenía una nueva novia. 
Se volvió novia de alguien más, iban a todas partes juntos, aun así solo quería arrancarse todos los recuerdos de la cabeza y del corazón. En sus besos buscaba los besos de otro, en sus brazos buscaba consuelos y en su cuerpo solo encontré sexo y no amor. Y sí, quedé embarazada.
La relación terminó, yo jamás fui mujer como para contarle que le fui infiel, quedamos como amigos, aunque ni él ni yo sabíamos que dentro de mi vientre había un pequeño ser.
Con José empezaron a verse más seguidos, comenzaron ser amantes. Y aunque en un principio me sentía miserable comenzó a gustarme ese juego. Él tenía novia, yo era soltera. Fueron prácticamente dos años que fuimos amantes, dos años en los que aun seguía enamorada de él, pero yo para él solo era un juego. Su novia se enteró por mensajes que habían sido enviados desde Facebook, y aunque me ilusioné con pensar que podría él volver a mí, solo me sirvió para darme cuenta de que nunca signifiqué nada para aquel hombre. Dejó de hablarme de un día para otro. De a poco he comenzado a olvidarle. Aunque en acto suicida veo fotos de él recordando aquel hombre del cual algún día me enamoré perdidamente.
Se hizo amiga de la cuñada del papá de su hijo mi hijo. Ella le contó un poco más de la historia de aquel hombre (Pedro es el nombre del papá de su hijo). Al parecer no era un santo como pensaba, varías veces la engañó. No reclamó nada, porque también hizo lo mismo más, se quedó más tranquila al saber que no fue la única.  Se arrepintió de haberlo conocido, pero no de haber tenido a su pequeño hijo Manuel.
Sin buscar encontró a un hombre maravilloso. De apoco lo fue queriendo y la  hace sentir bien. Se llevan bien y son bien parecidos en cuanto a carácter. Espera no volver a equivocarse. Como ha sido en ocasiones anteriores.


No hay comentarios:

Publicar un comentario